viernes, 11 de octubre de 2013

CON LOS DELFINES


Esta fue mi primera experiencia con los delfines y la he querido compartir con vosotros.

En el año 2003 tuve la oportunidad de asistir en el Upledger Institute de Palm Beach (Florida, USA) a un curso de Osteopatía Craneal organizado por la sede española de la institución.

Entre otras personas conocí al profesor John Upledger, creador de la terapia craneosacral y el iniciador de todo esto. Todo un personaje mundial que resultó ser una persona muy sensible y natural con una sabiduría extraordinaria de la cual tuvimos la oportunidad de beneficiarnos.
Realmente fueron unos días intensos de aprendizaje, complicidades, emociones y amistad.
Una vez finalizado este encuentro, algunos de nosotros seguimos la aventura en Freeport (Bahamas), donde nos encontramos con Chas y Kat, su mujer. Ambos fueron nuestros maestros en la osteopatía craneal bioacuática, ya que nos instruyeron en el uso del diálogo no verbal para conectar con los delfines desde nuestra esencia más profunda.
Iniciamos las sesiones preparatorias en el agua, tanto en el mar como en piscina. Durante las terapias en cada uno de nosotros afloraron muchas capacidades y emociones escondidas.
Por fin llegó el día de visitar a los ángeles del mar, los delfines.
Por mucho que lo intente no se explicar con palabras lo que sucedió esos días, pero al igual que yo, todos nos transformamos, hubo algo mágico...
Salimos con el barco hasta una zona de mar abierto, allí saltamos al agua y en cuestión de minutos empezó a llegar un grupo de delfines, por una parte estaba llena de felicidad pero por otra muerta de miedo; el subconsciente empezó a hacer sus trastadas.
Mientras estaba observando a mis compañeros, empecé a conectar con mi niña interior, ella irradiaba alegría, seguridad y confianza y quería compartir conmigo estas sensaciones.
Intenté poner la mente en blanco pero fue peor, el miedo me invadió por completo, ella me decía: “confía, confía, confía...” Cuando al fin integré en mi interior la palabra “confía” todo cambió.
Empecé a entender el diálogo no verbal, el mismo que se usa para hablar con los bebés, con el reino animal y con cualquier ser con el que no sea posible la comunicación mediante palabras.
Mientras nadaba, ya más tranquila, uno de los delfines se aproximo a mi lado, me sorprendió porque no le vi llegar, se puso a nadar conmigo, adaptándose a mi ritmo y velocidad.

Se dejó tocar su piel suave y resbaladiza, le cogí de la aleta y empezamos a nadar bajo el agua, hubo un instante que me dio la sensación que me iba a ahogar, me faltaba oxígeno, pero empujada por el delfín subimos a la superficie para coger más aire y seguir jugando bajo las aguas del Atlántico, su mundo. Perdí la noción del tiempo, sentí la sensación de que muchos caminos se abrían en mi interior.
Cuando lo creí conveniente le dije a mi amigo del mar que había otros compañeros míos que también necesitaban su ayuda, me despedí y le di las gracias por la experiencia tan maravillosa y que habíamos compartido. Se marchó de mi lado y me quedé nadando sola, con una sensación de respeto, confianza y amor total.

Antes de irse me dejó unas palabras que yo sentí en mi mente “confía en ti y en tu percepción personal de las cosas. No te preocupes, siempre estaremos en contacto de alguna forma, ya que la energía del Universo no tiene fronteras”.

Chas y Kat, cuando regresamos al puerto, me comentaron que había recibido una terapia de sanación en vivo y en directo de una hembra embarazada.
Les sorprendió mucho ya que las hembras en este estado no se acercan nunca a los humanos, se muestran distantes, ariscas y desconfiadas.

Lo que me ha aportado esta bella delfina es facilitar mi trabajo con bebes y niños, tener capacidad de entendimiento con los animales, confiar en mi intuición, no olvidar nunca a mi pequeña voz interior y encauzar correctamente la energía.

Los delfines son seres inteligentes, muy sensibles y amistosos que viven libres en su mundo marino y a los que no siempre hemos sabido tratar con el respeto que merecen.

Gracias por las enseñanzas que nos aportáis.